El cine es una cámara, una máquina, una mirada. Es luz, sombras, fantasía, sueños. El cine es una caja mágica. Como diría Orson Welles: "El cine es el más grande tren de juguete con el que un adulto puede jugar". El cine es un rompecabezas compuesto de recuerdos. Memorias que se proyectan a 24 cuadros por segundo. El cine es una máquina del tiempo; un mecanismo para ver con ojos prestados, ajenos. El cine es el culto a la representación. Es ver la vida a través de un encuadre. Palpar con los ojos.
El cine es una mentira, una ilusión, una coicidencia. Es coger el mundo con tus manos, capturar la realidad, extraer un instante y eternizarlo. El cine es un truco, un engaño; es el oficio del artesano. El cine es una puerta hacia lo desconocido; una forma de huir, de escapar y vivir otras vidas. El cine es el hijo de la fotografía, es primo de la pintura, amigo del teatro y esposo de la música. El cine es una respuesta y también es una pregunta.
El cine es una idea, una palabra, una sonrisa. Es el ojo del testigo, el grito de un mendigo, el llanto de un bebé, el arrivo de un tren. El cine es una caricia, una bofetada. Es el más dulce de los besos. La más triste de las lagrimas. El cine es una montaña rusa, un camino hacia el infinito; un lugar donde todo es y parece bonito.
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