Quisiera empezar este post comentando que hay algo muy llamativo cada vez que PTA estrena un nuevo proyecto, ya sea una película, videoclip o cortometraje: y es que la primera vez que sus imágenes se deslizan por nuestras retinas, tienen un impacto y una fuerza visual contundente, haciéndote pensar "esto es algo que nunca antes había visto". La imaginería de proporciones épicas y a la vez minimalistas en su puesta en escena es un aspecto recurrente en su trabajo y algo que lo hace único y especial.
Esta vez ha retomado la labor creativa junto al músico Thom Yorke, con quien ya había filmado los videoclips de "Daydreaming", "Present Tense" y "The Numbers" en el 2016, y han unido fuerzas para traernos el cortometraje o "one reeler" como viene siendo promocionado "Anima".
La meleta que Thom York debe devolver a su dueña. |
Toma inicial del videoclip Paper Bag de Fiona Apple. |
En Anima, Anderson también vuelve a utilizar elaboradas coreografías, como ya lo había hecho anteriormente para Paper Bag, donde veíamos a un grupo de niños vestidos con saco y corbata danzar alrededor de Fiona Apple.
Una comparación entre "Fast as You can" de Fiona Apple (2000) y "Anima" (2019) |
Los Orígenes del Proyecto:
En una entrevista con Variety, Paul contó que empezaron a conversar sobre el proyecto en diciembre y la idea se armó relativamente rápido dada la amistad que ya existía entre Thom y el coreógrafo Damien Jalet, que trabajó en la película "Suspiria" de Luca Guadagnino, en la que Yorke contribuyó produciendo la banda sonora.
El coreógrafo Damien Jalet, junto a Thom Yorke y PTA . |
Todo esto agilizó la producción de Anima, que se llevó a cabo durante 8 días de mayo y se post produjo en tan solo un mes, tiempo record para lo que nos tiene acostumbrados Anderson. Además, contó con importantes locaciones en Praga y Francia, lugares fotografiados por primera vez bajo la mirada de Paul, que esta vez trabajó junto al director de fotografía irano-francés Darius Khondji, autor de las imágenes de películas como "Seven", "Medianoche en París", "La Ciudad Perdida de Z" o "Amour". Nada menos.
Todo este background cinematográfico fue aplicado durante el rodaje del corto, para el cual utilizaron un nuevo sistema de lentes creados por la marca TRIBE 7 denominado Blackwing 7 Binaries, jugando con ópticas de 37mm, 57mm y 77mm T Variant que ayudó a crear las surreales y espectaculares imágenes de Anima.
Anima, es también un homenaje a las películas mudas de los años 20s, donde los protagonistas hacían uso del lenguaje corporal y gestual para transmitir emociones y sensaciones. Y esta vez, vemos a Yorke emulando a Buster Keaton, demostrando que su fisicalidad puede transmitir tanto como su voz o la melodía de sus canciones, al punto que durante el rodaje Anderson le decía: "¡Más, Buster Keaton!" cuando necesitaba algo más de Yorke en la escena.
Una vez más, Anderson nos lleva de la mano por un sueño visual único, poniendo al límite nuestros paradigmas cinematográficos y no importa si no logramos entender los simbolismos encerrados en cada cuadro, pues durante el viaje, será imposible sentirnos ajenos a la historia. Las hipnotizantes imágenes nos succionarán a un mundo de luz, colores, texturas y sensaciones que no podremos olvidar con facilidad.
Con el estreno de Anima a través de la plataforma de streaming Netflix, Anderson abre una nueva etapa en su carrera, sumándose a la lista de renombrados directores que se unen a las nuevas exigencias del mercado audiovisual para el hogar.
Sin embargo, este cortometraje no es la típica producción a la que Netflix nos tiene acostumbrados. La historia se desarrolla en tres actos, guiados en paralelo por tres melodías del nuevo disco de Yorke: "Not The News", "Traffic" y "Dawn Chorus", cada una aportando sus propios ritmos y dinámicas a la acción. En la primera parte vemos a Yorke en el metro, y la acción empieza cuando una de las pasajeras olvida una pequeña maleta, esto llevará a Yorke a emprender su búsqueda para tratar de devolvérsela, lo que lo llevará por un escenario abstracto lleno de gente realizando movimientos en simultáneo, para luego transitar por una especie de caverna y terminar nuevamente en el exterior al amanecer.
Una vez más, Anderson nos lleva de la mano por un sueño visual único, poniendo al límite nuestros paradigmas cinematográficos y no importa si no logramos entender los simbolismos encerrados en cada cuadro, pues durante el viaje, será imposible sentirnos ajenos a la historia. Las hipnotizantes imágenes nos succionarán a un mundo de luz, colores, texturas y sensaciones que no podremos olvidar con facilidad.
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